Fue sencillo, mucho más de lo que pensaba, después de contactar con dios, contactar con el mismísimo Osama Bin Laden fue una cosa mucho mas fácil y valga que el hombre más buscado de la tierra, ya fue ejecutado.
La entrevista fue cordial, excepto un par de momentos de gran tensión en los que incluso llegué a pensar que mi entrevistado iba a agredirme.
-Cuántos cigarros se fuma después de tener relaciones sexuales.
Yo ya no hago el amor y tampoco fumo. Cuidadín (Gran tensión).
-Ultimo libro, último disco, última película.
Me gustan mucho las películas románticas. Pero mis gustos son muy amplios. Veo con frecuencia a Bergman, Dreyer y Rossellini. En mi cueva tengo una gran videoteca y me paso las noches viendo cine y masturbándome. Como puede usted imaginar, odio el cine norteamericano, con la excepción de Woody Allen, y, naturalmente, del gordo ese, ¿cómo coño se llama…? Ah, si: Michael Moore. La música no me gusta. Con tanta bomba, soy un poco sordo de la oreja derecha, y se me cruzan las sintonías. Además no sé en qué versículo leí que escuchar música era pecado. Leer leo todos los días el Financial Times a través de Internet, y de su país me llagan traducidos el ABC y El Mundo. Libros, libros… La verdad es que no tengo tiempo. Repaso el Corán con mucha frecuencia, y desde niño, he considerado El Quijote como la mejor novela de todos los tiempos, aunque nunca he conseguido acabarla.
-Virtud y defecto que le definen.
Consigo hacer de mis defectos virtudes. Creo que soy un ser despreciable y así me va. Jodido, en mitad del desierto. También soy muy aburrido. Todo el mundo me lo dice. Yo también lo pienso. Para superar esta extraña pasividad que me está matando, tengo que inventarme proyectos. Cuanto más grandes, imposibles y disparatados, mejor. Lo del 11 de Septiembre se me ocurrió una tarde de profundo sopor, en la que ya estaba hasta las narices de ayunar y rezar.
-¿Un pesimista es un optimista informado?
No entiendo la pregunta, y lo que no entiendo me aburre. Así que cuidadito, amigo. (Pausa tensa).
-Lo que más le gusta de las mujeres.
Nada. Las mujeres son la imperfección misma. Solo me gusta verlas en “Penthouse”.
-Lo que más le gusta de los hombres.
La barba. En la sala de espera del consultorio de mi dentista he visto muchas revistas de estilismo masculino hasta llegar a encontrar el tipo de barba que me favorece. Creo que lo he encontrado y que ahora tengo una imagen estupenda: sexy y temible al mismo tiempo, una especie de Rambo raro, no sé si me explico. Mis mujeres están encantadas con mi barba, aunque, como le digo, no tengo con ellas relaciones sexuales propiamente dichas.
-¿Ha pensado alguna vez en el suicidio?
Nunca. No puedo pensar en eso. Para un musulmán suicidarse es transgredir las leyes del Corán, que, imagínese, si nos impiden matar a los demás, la que nos puede caer a nosotros por quitarnos la vida por capricho y sin necesidad.
-Su ideal de felicidad personal.
Continuar así. Soy ya muy feliz, profundamente feliz, a pesar de mis confesados defectos y mis asumidas carencias. Aunque me veo feo y desgarbado, me huele horriblemente mal el aliento y, como le digo, soy un hombre aburrido, sin embargo me siento poderoso, querido y odiado. Popular, en definitiva. En las reuniones anuales de compañeros del colegio todos me envidian por ello y así me lo dicen. A lo tonto a lo tonto me he convertido para occidente en un icono negativo, y para oriente en lo contrario exactamente. Es decir, lo he logrado. Tengo algún dinerillo ahorrado, y proyectos de futuro no me faltan.
-Su opinión sobre el siglo XX.
Es un siglo confuso y cruel, con dos caras completamente diferentes: la política y la económica. Le faltó algo de grandeza: lo de Hitler, con su espectacularidad dramática no estuvo mal, ni el asesinato de Kennedy, que ya fue televisado, aunque con pocos medios y en blanco y negro, y alguna otra cosita, pero hubiera sido necesario un atentado más emblemático e impactante. Al fin y al cabo yo comprobé de niño en el colegio que Historia siempre debe ir acompañada de imágenes porque si no es muy aburrida. Lo de las torres gemelas debería haber sido en Diciembre de 1999. ¿Se imagina un final de siglo más glorioso y consecuente? No pudo ser porque tuve un periodo de gastritis aguda que me mantuvo alejado de la actividad y que me tenía postrado en un asqueroso camastro, lleno de polvo y de ratas. Ha sido un periodo estupendo.
-Por último. ¿Cómo vivió usted aquel día del 11 de septiembre?
Se va usted a sorprender: se me olvidó por completo. No puse ni siquiera la tele, porque, como le digo, se me olvidó. Ese día me levanté tarde, porque estuve toda la noche con diarreas, y me fui a pescar al río con uno de mis hijos. Luego lo ví todo en el noticiero de la CNN y me hizo mucha gracia la cara de Bush -un gran tipo este George-, cuando se lo dijeron.