martes, 19 de junio de 2007

Apócrifos

Era un secreto a voces. En los pasillos del Departamento de Investigaciones Antropohistóricas de la North Carolina Central University había un revuelo especial durante una mañana de junio del 2004, debido a que su equipo directivo, coordinado por el Doctor Morgan Hallowey J.R., Premio Nóbel de Biología en 1993, anunciaba que las uñas de las gallinas y las de los seres humanos estaban constituidas del mismo material genético, aunque la evolución posterior de ambas especies había sido diferente notablemente diferente.

Dr. Morgan Hallowey J.R

Ese día se abría un camino de investigación por el que no fue difícil demostrar tres años más tarde (2007) que aves y seres humanos, en un pasado bastante lejano (unos trescientos millones de años), eran la misma cosa. Esa identidad de uñas desbarataba la teoría de la evolución darwiniana de golpe, y nunca mejor dicho en una palabra; "el hombre no provenía del mono, sino del pollo".